La gran aventura: Parte 2
Como muchos jóvenes, y
no tan jóvenes, venezolanos nos tocó el momento de emigrar a otras tierras por
un mejor futuro, dejando de lado nuestra vida y lo más importante: a quienes
amamos.
Viernes 4 de mayo del
2018. Llegamos de nuevo al terminal de autobuses de Puerto La Cruz, a las 12:30pm
comienzan a montarnos en el autobús que saldría a la 1pm rumbo a Boa Vista.
Salimos sin problemas a la hora pautada.
Nuestra primera parada
seria 7 horas más adelante en el terminal de Puerto Ordaz para recoger unos
pasajeros que faltaban, y así poder continuar nuestro recorrido.
En este trayecto
pasaríamos por la Gran Sabana, un lugar maravilloso donde la naturaleza te
muestra su magia en todo su esplendor. Y unas horas más adelante llegamos a la
frontera con Brasil.
A las 10:30am
estábamos en la cola del SAIME para sellar nuestra salida como Venezolanos.
Para luego poder cruzar la línea y hacer otra cola en la Policía Federal de
Brasil para sellar el permiso de entrada.
Una cola muy larga nos
hizo pasar desde las 11:00 am hasta las 4:30pm, que nos tocó el turno de sellar
nuestra entrada sin problemas. Y ahora sí
poder continuar nuestro viaje hasta Boa Vista, Brasil.
"Durmiendo el
tiempo pasa más rápido". ¡Jajaja! Así pasaron las horas, agarramos camino
a Boa Vista a las 6:00 pm y llegamos a las 9:30 pm. Nuestro autobus de Boa
Vista a Manaus salía a las 9:35 pm. Al llegar estábamos bajándonos de un bus y
metiendo las maletas al otro para montarnos. Este trayecto duraría 12 horas mas
o menos, lo que hizo que llegáramos a Manaus a las 10:00 am del día 6 de Mayo.
Del terminal de Manaus
nos dirigimos al Aeropuerto Internacional donde nos tocaría esperar 36 horas,
pues nuestro vuelo saldría el martes en la madrugada.
Dormir en el aeropuerto,
es toda una nueva experiencia y ya el cansancio comienza a hacer de las suyas.
Martes 8 de mayo. El vuelo
de Manaus a Sao Paulo fue de madrugada y con mucha turbulencia, en lo que
llegamos y nos bajamos del avión salimos corriendo a buscar la puerta de
nuestra conexión a Porto Alegre, que ya estaba embarcando. Ese vuelo fue
tranquilo y llegamos bien.
En Porto Alegre algo
mágico sucedió. Una amiga de mi papá había contactado a una pareja de la misma
iglesia a la que ellos acuden, y ésta pareja se convirtió en nuestros ángeles
de la guarda en nuestro día en Porto Alegre. Sumamente agradecidos con ellos
por sus atenciones y ayuda a dos desconocidos.
Esa misma noche
salíamos en autobus a nuestro destino, Montevideo, último trayecto de esta
aventura. Llegamos el 9 de mayo a este hermoso país, donde comenzaremos una
nueva vida.
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